LA CLASE DE DIOS QUE TENEMOS
Mi enseñanza no es mía —replicó Jesús—, sino del que me envió.
Juan 7:16
Yo diría que la principal y más maravillosa característica de nuestro Señor Jesucristo es que todo el tiempo nos mostraba al Padre tanto por sus enseñanzas como por sus buenas obras. Cómo él estuvo con Dios desde siempre, lo conocía con un lujo de detalles que ningún ser humano nunca podría alcanzar. Él no simplemente creía en Dios, él lo conocía perfectamente. Por eso, todo, hasta lo más mínimo que hizo Jesús en la tierra, era sin lugar a dudas exactamente lo que Jehová Dios, su Padre y el nuestro, hubiese hecho en su lugar. A esto se refiere Jesús cuando dice: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" (Juan 14:9). ¿No es maravilloso tener un Dios tan amoroso y compasivo que de su vida por cada uno de nosotros, los débiles y pecadores humanos?