LA SANGRE DEL NUEVO PACTO
Antes de Jesucristo, para acercarse a Dios y obtener el perdón de sus pecados, una persona debía cumplir ciertos requisitos estipulados por la ley. Sin embargo, lo que hizo Jesucristo estando en la tierra, no fue otra cosa que hacer los preparativos para cuando entrara en vigencia el nuevo pacto, el pacto de la gracia. El cual abarcaría a judíos y gentiles por igual. Por eso Jesús llama "perrilla" a la mujer sirofenicia que le clamaba por un milagro (Marcos 7:24-30). Este nuevo pacto no entraría en vigencia sino hasta que la sangre de Cristo fuera derramada para pagar por los pecados de cada ser humano que creyera en él sin importar de dónde fuera o si no cumplía con los requisitos estipulados por la ley (Juan 3:16-18; Efesios 2:1-20).
De la misma manera tomó la copa después de la cena, y dijo: —Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que es derramada por ustedes.Lucas 22:20
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