UN MATRIMONIO A LA MANERA DE DIOS

Esposos, amen a sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella para hacerla santa. Él la purificó, lavándola con agua mediante la palabra.
Efesios 5:25-26

Si bien es cierto que en orden de Dios el hombre es cabeza de la mujer, tal como Cristo es cabeza de la iglesia, eso no significa que el hombre pueda hacer lo que quiera con su mujer, como si de un objeto se tratara, más bien, tenemos el ejemplo de dedicación y entrega de nuestro Señor Jesucristo, quien se entregó en cuerpo y alma a su amada iglesia, es decir, a la comunidad que conformamos todos los que creemos en él y buscamos guardar su Palabra. Del mismo modo, un esposo debe estar dispuesto a hacer lo que sea necesario por el bien de su amada.

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