CONSTRUYENDO SOBRE LA ROCA - DAVID WILKERSON
Amado, tú no estás construyendo sobre la roca si necesitas un predicador que te grite que obedezcas a Dios, si necesitas una serie de cosas que hacer y no hacer. No necesitas un libro de reglas; necesitas un amor apasionado por Jesús. Tienes que estar tan enamorado de él que sepas lo que le agrada.
“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca” (Mateo 7:24).
Cuanto más lo ames, más fácil será servirle y obedecerle. Ya no te importará lo que el mundo diga de ti. Tú puedes responder: “He oído a mi Padre y hago el bien que le agrada a su corazón”. Cuando tu corazón está extasiado con Jesús, esa obediencia fluye naturalmente. No tendrás que ir constantemente ante el Señor clamando: “¡Oh, Dios, rompe el poder del diablo sobre mí!” Todas esas cadenas comenzarán a caerse a medida que conozcas su corazón.
¿Estás enamorado de Jesús? Si tu respuesta es sí, tengo varias preguntas para ti. ¿Cómo puedes pasar toda la semana sin dedicar tiempo a su Palabra? ¿Cómo no anhelar estar a solas con él en oración? ¿Cómo no tener un tiempo de conversación amorosa con tu Padre, alabándole y adorándole, buscando aprender lo que le agrada? Esto es fundamental para la obediencia.
Jesús nos dice: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él” (Juan 14:21). ¡Qué promesa tan increíble, toda basada en una obediencia de amor!
Busca en los evangelios y conoce las palabras de Jesús registradas en Mateo 5-7, comenzando con el Sermón del Monte. A medida que aprendas sus palabras, ¡hazlas! Los mandamientos de Dios no son gravosos; no son una carga pesada que se nos impone. Al contrario, obedecerlos se vuelve más fácil cuanto más lo amas.
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